Los pies o piernas cansados son una forma de fatiga neuromuscular de muy diversos orígenes, aunque sin consecuencias graves la mayoría de las veces.
Su tratamiento supone el restablecimiento de la tensión y la energía muscular.
El calor favorece la dilatación de las venas y con ello se empeora el retorno de la sangre hasta el corazón y aparece la pesadez en las piernas, cuya prevalencia llega hasta el 80% en personas adultas.