¿Cuál es tu principal meta? Me aventuro a decir que jamás contestarías esta pregunta con algo así como "mantenerme sana" –pero, deberías–. Y es que la salud es la condición indispensable para alcanzar cualquier objetivo. Así que, si deseas ser una persona realizada, será mejor que comiences a cuidar tu salud.
Ten algún hobby
Todos los días, hazte un espacio entre todas tus obligaciones para dedicarte a lo que verdaderamente te llena el alma. Pintar, escribir, cantar, bailar... No importa qué actividad sea; lo esencial es que a través de ella puedas despedirte de tus responsabilidades por un rato y refugiarte en ti misma.
Haz ejercicio
Estoy convencida de que este consejo no te resulta ninguna novedad. Lo cierto es que debes haberlo escuchado innumerables veces. Así que, tórnate un poco más receptiva y aventúrate a realizar media hora de ejercicio todos los días. Eso sí, asegúrate de elegir una actividad que en verdad te agrade. Esta es, sin duda alguna, la mejor estrategia para no abandonarla.
Nutre tu vida espiritual
Tú eres mucho más que tu cuerpo visible. De hecho, dentro de él se esconde un grandioso mundo invisible que no debes desatender –si deseas conservar un perfecto estado de salud, claro–. Por tanto, no te olvides de practicar alguna disciplina que te ponga en contacto con tu yo interior. El yoga, la meditación o las técnicas de respiración te ayudarán a mantener la paz y la armonía.
Ten objetivos
Las metas futuras son las que te mantienen en marcha; así que nunca dejes de tenerlas. Además, el solo hecho de contar con un objetivo es capaz de teñir de sentido y de convertir en disfrutable hasta la actividad más insignificante y cotidiana. Eso sí, a la hora de determinarlos, no te pierdas en abstracciones y piensa siempre por la positiva.
Mantén el buen humor y sonríe
No permitas que tus responsabilidades te roben el buen humor, y aunque no te sientas del todo bien, esboza una sonrisa –investigaciones científicas han demostrado que hasta las sonrisas forzadas tienen efectos positivos sobre el humor–. Esta práctica te permitirá ver tu vida desde una perspectiva más constructiva.
Ayuda a los demás
La generosidad es una de las virtudes más gratificantes y peculiares que existen. Así, por un lado, es una práctica que regala gratificaciones como ninguna otra. Por el otro, es una virtud que desafía las reglas del mercado, pues cuando de generosidad se trata, dar representa el mejor modo de enriquecerse.
Fortalece tus relaciones
Como bien lo dijo Aristóteles hace ya varios siglos, el hombre es un "animal social". Así que ten siempre presente las sabias palabras de este filósofo y no relegues tus afectos a último plano. Al fin y al cabo, y aunque no puedas percibirlo del todo bien, ellos constituyen el sostén más poderoso de tu vida.
Comunícate
La capacidad de comunicación es una de las habilidades más increíbles que posee el ser humano. Esta entraña un proceso sumamente complejo que nos permite manifestar en palabras o en gestos lo que, de otra manera, no podría saberse. Así que no prives a quienes te rodean de conocer tu maravilloso mundo interior; compártelo.
Centra tu mente
En las situaciones de estrés, no le des rienda suelta a tu barullo mental –esto te desgastará y te alejará de la solución–. Respira profundo, descontractura tus músculos y cambia de punto de vista: despégate del problema y vuela hacia la solución.
Transforma tus pensamientos
Para ilustrar la importancia de tus pensamientos, me apropiaré de las palabras de Margaret Tatcher:
"Cuida tus pensamientos porque se convierten en palabras. Cuida tus palabras porque se convierten en acciones. Cuida tus acciones porque se convierten en hábitos. Cuida tus hábitos porque se convierten en tu carácter. Y cuida tu carácter, porque se convierte en tu destino. Nos convertimos en lo que pensamos".
Después de estas magníficas palabras, ¿qué más puede agregarse?
Valentina Mongrell, www.vix.com
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